Texto y Fotos: Nadia Hernández Soto / Enviada
«La Catrina», uno de los íconos más representativos de la cultura mexicana que ha dado vuelta al mundo y carta de presentación en diversas ferias internacionales de turismo como FITUR (Madrid, España), nació en figura de barro en el pueblo de Capula en Michoacán, reconocido por su alfarería punteada.
Capula cuyo nombre significa lugar de capulines, es un pueblo en el que poco más de 700 talleres de artesanos realizan maravillosos trabajos de alfarería punteada y barro, sin embargo, su producto estrella son las Catrinas de barro.
Fue en los años 70’s cuando la tradición de estas esculturas surgió de la mano del maestro alfarero Juan Torres quien realizó la primera Catrina en su taller, a partir de ese momento las figurillas se popularizaron, hasta llegar a ser un rasgo característico del pueblo y una de sus principales actividades económicas.
En un recorrido que realizó Inversión Turística por el lugar con el apoyo de la Secretaría de Turismo de Morelia, se pudo constatar que se pueden encontrar un sinfín de catrinas ya que cada artesano impregna su toque personal, los visitantes incluso pueden vivir el proceso de elaboración de esta y otras muchas artesanías.
Capula que este año pasará a la segunda etapa como aspirante en el proceso de nombramientos de Pueblo Mágico, de acuerdo con la Secretaría de Turismo de Michoacán, forma parte de la Ruta Don Vasco y se ubica a apenas 20 minutos de la bella ciudad de Morelia.
En Capula también se puede visitar un templo que data del siglo XVI el cual consta de un par de elementos decorativos que sobresalen, uno de ellos son los medallones con las imágenes de San Francisco de Asís, San Agustín, San Ignacio de Loyola y Santo Domingo. El segundo elemento que destaca es su torre del siglo XIX que en el interior conserva un calvario tallado en madera.
“Los detalles decorativos de la entrada del templo corresponden a varios medallones con motivos religiosos, dos a cada lado del acceso; se trata de los santos creadores de las diversas órdenes religiosas que llegaron a Michoacán: Franciscanos, Agustinos, Jesuitas y Dominicos; el Cristo, con rasgos indígenas en el rostro, del siglo XVI”, relató la guía Deborah López a Inversión Turística. Además, que cada 25 de julio, Capula festeja a su patrono, el señor Santiago.
Al visitar Capula, a 20 minutos de la Ciudad de Morelia, Michoacán, los viajeros y turistas se maravillan con la alfarería punteada que ofrecen los artesanos en tiendas, que al igual que las casas han sido construidas en adobe, madera y teja, que le da un color pintoresco característico al pueblo que da la bienvenida con una Catrina de cinco metros de altura, forrada de mosaico para conservar su color a la intemperie, elaborada por el artesano Juan Torres.
De acuerdo con los artesanos del lugar en este territorio michoacano hay vestigios en las zonas arqueológicas, como en el caso de Yácatas o en las orillas de los lagos. El trabajo de la artesanía inicia con la recolección de la materia prima, el pretexto idóneo para que el alfarero se reúna con su familia y se aventuren en la búsqueda de bancos naturales de barro, y cernirlo antes de humedecerlo y amasarlo.
La variedad depende de la temperatura, el moldeado e incluso del secado y retoques: bruñida, alisada, policromada, vidriada, entre otras. No hace falta mencionar los finos trazos del barro de Tzintzunzan que rememoran las actividades del pueblo purépecha en referencia al lago más famoso de la zona o el trabajo de generaciones de los originarios de Patamban o de Ocumicho. Una elaboración que honra a la naturaleza y la pone al servicio de la humanidad.
Las artesanías de barro cocido en hornos dos veces. La primera a más de 1,200 ºC, y luego de colocársele la “greta” (material mineral para vidriar el barro) se cuece nuevamente a 1,800ºC.
Artesanos han llevado sus productos ganadores de premios internacionales
a diferentes partes del mundo
Existen diferentes técnicas de elaboración de piezas de barro. Una de ellas es la tradicional, donde se utiliza el horno de leña, que no es tan resistente a las altas temperaturas y como tal resulta más económica; la siguiente es donde de utiliza un horno de alta temperatura a base de gas, lo cual hace que las piezas tengan una mayor resistencia y un acabado más fino y su precio es más elevado.
Capula es reconocida a nivel internacional, por el arte que se refleja en cada una de las piezas que han sido presentadas en muestras y concursos. Su especialidad en alfarería incluye: vajillas, tazas, macetas, soles, lunas, ranas, entre otros. Hoy en día es el único pueblo del estado que cuenta con Región de Origen para tres tipos de artesanía de barro: alfarería punteada, Catrinas de barro y loza tradicional.
En el caso de la famosa alfarería punteada, se trata de un decorado con multiplicidad de diminutos puntos impresos sobre el barro que pareciera otorgar movilidad a los diseños. Hay diversos diseños, además de flores y animales rodeados de nube, figuras o líneas punteadas que parece sostenerlos. Rojo, negro y blanco, o verde, azul y amarillo son algunas de las tonalidades.
Esta tradición de Capula creando productos los cuales han ganado primeros lugares en concursos internacionales de artesanía; que ha llegado al perfeccionamiento de una técnica llamada “flor de capulín”, una técnica que se desarrolló a partir del punteado fino.
Las piezas únicas son creaciones espontaneas e inspiradas en el momento por cada artesano o a menos que algún cliente requiera una pieza idéntica, la pueden realizar. Los colores de estas piezas y su diseño dan mucha vida al lugar en donde se coloquen.
Lo más importante es que, no solo una pieza única, sino que es un tipo de artesanía indígena 100% hecha a mano que no se realiza en ningún otro lugar en el mundo.
Cabe destacar que este lugar donde la tradición guarda celosamente las técnicas antiguas de la fusión indígena y española para la elaboración de su alfarería, artesanía de la población con una experiencia y habilidad únicas, tiene este oficio que comenzó en el año 1550 con Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán.
“Pues él les enseñó a los habitantes cómo elaborar estas artesanías para que pudieran tener productos para comercializar”. Entonces con esta técnica artesanal empezaron a producir macetas, jarrones, vajillas y demás objetos con barro.
Capula celebra cada año la Feria Nacional de la Catrina durante la temporada de Día de Muertos; ahí todos los artesanos muestran y venden sus mejores Catrinas de barro.